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El Suéter Rojo

La última vez que Xiadoan Wang vió su suéter rojo, estaba viendo CNN mientras que su padre era sentenciado a 16 años en prisión. Era la primera vez que Xiaodan veía a Zhiwen Wang en seis meses, pero no había equivocación alguna sobre su suéter rojo, ni siquiera por un momento. El color brillante de una pieza de ropa tomada de su casa apresuradamente por sus familiares luego de que la policía lo secuestrara mientras dormía el 20 de Julio de 1999, sobresalía debajo de una chaqueta prestada.

En la transmisión internacional de CNN de su juicio, su padre aparecía como un hombre destrozado por los meses de sobrevivencia en custodia policial. Su cabello que una vez fue negro estaba gris y opaco, y su cara se veía cansada y golpeada. Los finos pantalones de verano que usaba no eran suficiente protección en contra del frío clima de Diciembre—pero su espíritu estaba claramente intacto. Xiaodan podía verlo. El suéter rojo resaltaba como un mensaje secreto entre padre e hija diciéndole, “No te preocupes, hija. No me han deshecho.”

Cuando conoces a Xiaodan, su calmado y gentil comportamiento y su suave tono de voz resaltan frente a la tragedia que ha experimentado. Un ingeniero civil en Texas, Xiaodan podría fácilmente ser una más entre las muchas caras de inmigrantes extranjeros en los Estados Unidos. “Ocho años,” respondió rápidamente cuando le preguntaron cuanto tiempo había estado viviendo en los Estados Unidos. “Y puedes llamarme Danielle.”

Hay mucha historia en los ojos de Danielle, demasiada para alguien tan joven. A la edad de 26, ocho años luego del arresto y detención ilegal de su padre, ella se mantiene firme y concentrada mientras cuenta la historia que ellos comparten.

Su notable trayectoria comenzó durante su niñez en Beijing, China. Fue allí donde su padre la crió luego de que sus padres se divorciaran y su madre se mudara a los Estados Unidos. Fue en Beijing donde ella aprendió por primera vez sobre la práctica de meditación llamada Falun Gong (También conocida como Falun Dafa).

Zhiwen, un ingeniero rural, vivía una vida tranquila, y criaba a su pequeña hija con la ayuda de sus parientes. Luego de que él y Danielle comenzaran a practicar Falun Gong en Mayo de 1992, la vida de toda la familia cambió para bien. Pronto, hasta el padre de Zhiwen vió los cambios positivos en las vidas de sus familiares y comenzó a practicar. Milagrosamente, el cabello gris del anciano se volvió negro nuevamente, y sus problemas crónicos de salud se arreglaron al practicar los cinco suaves ejercicios de Falun Gong con su hijo único y su joven nieta cada mañana en un parque de Beijing.

La familia Wang no estaba sola en su descubrimiento de esta extraordinaria práctica. Para 1995, tantas personas estaban aprendiendo Falun Gong que el ambiente en China estaba notablemente más armonioso. Los practicantes de los principios de Verdad, Compasión, y Tolerancia de Falun Gong, estaban en todos lados ayudando a otros y esparciendo compasión. Para 1997, una encuesta del gobierno encontró que había de 70 a 100 millones de personas practicando.

Durante estos primeros cinco años, Zhiwen se volvió una persona de contacto voluntaria para la rama de Beijing de la Asociación de Falun Dafa (Es típico para las asociaciones de Qigong el registrarse con oficinas gubernamentales en China).

De acuerdo con las historias de Danielle, Zhiwen dedicaba su vida a ayudar a otros practicantes de Falun Gong, algunas veces trabajando 24 horas y saltándose el almuerzo y la cena. Siempre que alguien tenía un problema y necesitaba ayuda, Zhiwen estaba ahí. Él vivía para ayudar a otros, y la joven Danielle creció viendo el altruismo de su padre.

Danielle dejó Beijing en 1998 para vivir en América con su madre, donde terminó el bachillerato y luego obtuvo su título universitario en ingeniería civil—una tradición familiar legada de abuelo a padre. Desde ese momento ella no ha visto a su padre.

En las horas de la madrugada del 20 de Julio de 1999, de acuerdo con los reportes de testigos del vecindario, Zhiwen fue secuestrado por la policía mientras dormía y llevado por camionetas que se encontraban a la espera. Practicar Falun Gong literalmente se había convertido en un crimen de un día para otro, y él era uno de los miles de practicantes en todo el país que eran blancos para ser arrestados inmediatamente.

Observando la situación desde lejos, en América, Danielle dijo que a ella le parecía imposible imaginar por qué su gobierno atacaría a personas de buen corazón. Recordando ese momento, se ve triste y pensativa. “El país en el que crecí era tan brillante, pero Jiang Zemin [el aquél entonces Presidente del Partido Comunista Chino] mostró su lado oscuro,” dice Danielle. Todavía lucha para entender por qué su gentil y altruista padre fue aprisionado y ha sido detenido por tan largo tiempo, como si fuera un criminal cualquiera.

Luego de la desaparición de Zhiwen, día tras día su familia intentó todo lo que se les ocurrió para averiguar donde estaba siendo detenido, pero fue en vano. No había información sobre su localización o su condición, en todo el país los practicantes de Falun Gong estaban llenando cárceles y prisiones, centros de detención y de lavado de cerebro, y hospitales mentales.

Un día, después de tres meses de Zhiwen haber desaparecido, Danielle y su madre recibieron un certificado de arresto de la policía china. Ellas sabían que él estaba vivo, pero nada más. Continuaron esperando y preguntándose por tres meses. La única tranquilidad para Danielle durante este momento era el saber que su padre era lo suficientemente fuerte mental y físicamente como para soportar la situación. Más que eso, ella sabía que él nunca renunciaría a sus creencias, ni se vengaría de cualquier brutalidad policial.

Finalmente, el 27 de Diciembre de 1999, una transmisión internacional de CNN mostró el juicio de cuatro voluntarios de la Asociación de Falun Dafa en Beijing, y Zhiwen se encontraba entre ellos. Los hombres que obviamente estaban moreteados de tantos golpes, encararon un juicio por practicar Falun Gong y seguir los principios de Verdad, Compasión, Tolerancia.

La tía de Danielle que estaba en el juicio intentó acercarse a Zhiwen para peinar su cabello desarreglado, pero fue empujada por la policía. A Zhiwen se le dio una sentencia de 16 años en prisión, y fue mandado a Tianjin, a un notable campo de trabajo forzado en el noreste de China. Más tarde fue movido al Campo de Trabajo Forzado de Tianhue donde permanece hoy en día. Las pocas noticias que salen de China hacia Danielle y a su familia han sido vagas y desconectadas. Pocas cartas son permitidas pasar a cualquiera de los dos lados—ella ha recibido dos de él en los últimos 8 años. Algunas veces llegan noticias de que fue forzado a sentarse en un pequeño banco por siete días seguidos sin comida, agua, o descanso. Ellos escuchan que ha sido continuamente torturado para que renuncie a su creencia en Falun Gong, pero firmemente se rehúsa a sucumbir. Un día la madre de Danielle recibió una llamada desde China—era Zhiwen. Toda la conversación fue sobre su hija.

Desde la sentencia de su padre en 1999, Danielle ha trabajado para apelar por la ayuda del gobierno de los Estados Unidos y de contribuyentes compasivos. Ella ha escrito carta tras carta al presidente y se ha reunido con los representantes de congreso, ha organizado una caminata por los derechos humanos desde Houston hasta Washington D.C., y ha llevado a cabo conferencias de prensa y dos huelgas de hambre para atraer la atención a la persecución de su padre e incontables otros practicantes de Falun Gong como él.

Tal vez lo más significativo, es que Danielle continúa practicando Falun Gong. Las tragedias del pasado nunca han evitado que sea la persona altruista y positiva que su padre crió. Ella todavía no puede retornar a China, pero continúa luchando por aquellos que no tienen voz allá. Y vive con las esperanzas de que las próximas noticias sobre su padre sean las de su liberación.

 


Nota Personal

Mi padre, Zhiwen Wang, fue sentenciado ilegalmente a un período de 16 años en prisión por practicar Falun Gong. A mí y a mi familia nos llegan muy pocas noticias desde China sobre él y sobre su condición. Nada más he recibido dos cartas en los últimos 8 años. Sé que mi padre ha sido torturado en un intento por hacerle renunciar a su creencia en Falun Gong, pero el nunca se ha rendido. Quiero rescatar a mi padre y traerlo a casa para que esté conmigo en América, donde estará a salvo.

Espero que todas las personas de buen corazón en el mundo me ayuden a liberar a mi padre de esa prisión china controlada por el régimen Comunista, para que así el pueda creer libremente lo que quiera creer y yo pueda ver nuevamente a mi padre.

¡Gracias por su apoyo!
Danielle Wang

Danielle Wang